Todo empezó hace 14 años, cuando a mediados de 1997 Boca Juniors se interesó
aún jugador del club e ídolo de toda la afición, la directiva decidió contratar
los servicios de Martín Palermo transferencia que costó al club 3 millones y
medio de dólares.
Martín Palermo provenía del club que le hizo debutar y donde estuvo
un lustro entero. En Estudiantes de la Plata tuvo un comienzo duro
ya que no disponía de muchos minutos y el club no pasaba por su mejor
época, llegando incluso a perder la categoría. En la temporada 95-96
aceptó irse cedido a San Martín de Tucumán y llegó incluso a figurar
en las alineaciones del equipo pero jamás llego a jugar ya que el contrato
no se llegó a firmar. El propio Palermo así lo explica: ‘Hice una práctica
y metí un gol, el DT estaba contento. Yo quería jugar, pero nadie se movía.
Hasta que me reuní con un dirigente. Lo primero que me dijo fue:
‘¿quién sos? ¡¿Cómo?! Yo ya había entrenado y el tipo no me conocía.
Le comenté la situación y me preguntó: ‘¿qué hay que hacer?’ Le
contesté que había que pagar un préstamo a Estudiantes y se negó’.
Muchos periodistas –e incluso él – se han preguntado cómo hubiera
sido su carrera si el contrato se hubiera firmado, pero es algo que
nunca se sabrá.
Siguió en Estudiantes, y fue a partir de la llegada de Daniel Córdoba a
la dirección técnica cuando despuntó. Jugando por delante de Juan
Sebastián Verón, el argentino acabó con 6 goles en 8 partidos ante
el asombro de todos. Lo explicado anteriormente y la crisis económica
de Estudiantes de la Plata fueron los detonantes de su pase a Boca.
Está claro que si tienes el apoyo del más grande del fútbol argentino
todo es más fácil, pero Palermo también hizo méritos para meterse
a la afición en el bolsillo. Formó una alineación de gala en Boca con
jugadores de la talla de Maradona, Caniggia, un jovencísimo Riquelme
y su pareja en la delantera Xeneize, Guillermo Barros Schelotto.
Su primer gol tardó en llegar, pero fue con el segundo con el que empezó
su sentimiento con el que ha sido el club de su vida, un gol frente a
River Plate que culminaba la remontaba de su equipo. Fue con la llegada
de Carlos Bianchi cuando realmente explotó futbolísticamente. Con un
Riquelme ya consolidado y con una complicidad con Schelotto increíble,
consiguieron 6 años después obtener el Apertura, siendo Palermo
máximo goleador del torneo. La entrada del nuevo milenio fue uno de
los peores momentos de su carrera ya que se quedó casi una
temporada en blanco y se frustró su traspaso a la Lazio. Ya recuperado,
volvió a la senda del gol y decidió iniciar una aventura europea,
concluyendo su primera etapa en Boca con un total de 91 goles.
En Villareal inició esta aventura que duraría un total de 5 años sin
moverse de España, pasando por el mencionado Villareal, Betis y
Alavés. En el año 2004 decidió regresar a casa, donde fue muy bien
recibido. Pese a que en su primer partido fue expulsado, formó esa
temporada una gran delantera con Carlos Tévez y fue ese mismo año,
más concretamente el 17 de diciembre cuando consiguió su gol número
100 con la camiseta de Boca. Estos años ha seguido, y sigue, haciendo
lo que más sabe: marcar goles. En casi 400 partidos jugados, se ha
convertido en el máximo goleador de la historia de Boca Juniors y
es un verdadero ídolo de masas en Argentina.
Con la selección argentina ha tenido muchos altibajos. Ha llegado
a hacer el ridículo con la albiceleste, fallando tres penaltis en un
mismo partido y estando fuera de la convocatoria durante mucho
tiempo. Su buen rendimiento, su renombre y la presencia de
Maradona hicieron que volviera a una convocatoria, siendo el
héroe nacional durante unos días después de conseguir el gol
que clasificaba a su selección para el Mundial de Sudáfrica.
Su olfato de gol y sobre todo, sus ganas de triunfar en Boca le
han ayudado a crecer como futbolista. Este fin de semana hace
dos años que Martín Palermo consiguió su gol 200 con Boca.
A punto de retirarse, es casi imposible que pueda anotar el
300 pero lo que es seguro es que el nombre de Martín Palermo
será recordado por toda ‘la 12’ cuando se retire, por todo lo
que ha conseguido con el club y por devolver la ilusión a la
grada después de la retirada de Maradona. Por todo esto, no
hay mejor definición para el 9 que la de ‘un Xeneize de corazón’.
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