La gran estrella de la fría noche de reinauguración del estadio Malvinas Argentinas fue, sin lugar a dudas, Martín Palermo. Con su carisma y simpatía, el histórico goleador de Boca Juniors calentó la gélida noche con su presencia en el escenario mayor del deporte local.
Cuando el reloj marcaba las 19.40, el Titán hizo su entrada triunfal el campo de juego y los 30.000 espectadores que coparon el Malvinas lo recibieron con una enorme ovación.
Minutos antes ya habían ingresado el centro del campo más de 30 deportistas mendocinos destacados en sus disciplinas. Algunos de ellos ya están retirados de la actividad, pero dejaron su huella en el deporte.
Sin embargo todos quedaron eclipsados por la presencia del Optimista del Gol, como bien lo definió Carlos Bianchi alguna vez. Todos los atletas locales se le acercaron y quisieron eternizar su momento junto al ídolo.
Un semicírculo de pelotas de color naranja lo esperaban para que Palermo las arrojara a las tribunas y cuando el ex número “9” de Estudiantes, Boca y la Selección Argentina se acercó a la platea descubierta, todo el público se arremolinó para sacarle fotos. Ese ritual se repitió cuando se desplazó hacia la tribuna norte, pero con la particularidad de que en ese sector había un centenar de hinchas de Boca que le brindaron todo su cariño mostrando camisetas xeneizes.
Una vez que terminó de agradecerle al público las muestras de afecto, llegó el momento de respetar el protocolo, porque el animador de la fiesta, Martín Lubowiecki, lo invitó a juntarse con el gobernador de la provincia, Celso Jaque, para que juntos descubrieran la placa del reestreno del Malvinas Argentinas.
“Agradezco al gobernador por la invitación y por poder estar acá. Tuve el placer de venir acá durante muchos años, en los torneos de verano y a enfrentar a Godoy Cruz”, afirmó Martín, quien iluminó el Malvinas como una gran estrella.
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